martes, 12 de agosto de 2008

Sólo hay una cosa que debo admitir: ha sido extraño, pero rico.


¿A qué me refiero? Se preguntarán muchos de ustedes. Pues me he dedicado en este par de meses a encontrar pros y contras de los sistemas operativos Windows y Linux.

Solamente para que te des una idea, Windows lo he venido probando, y reprobando, desde casi que tengo uso de memoria. La primera vez que tuve oportunidad de manipular una máquina fue precisamente con una versión de Windows llamada “Windows 95 Plus!” de eso hace ya casi 12 años. Entonces era una persona muy influenciable (de hecho todavía lo soy) en el aspecto de las nuevas tecnologías.

De él (de Windows), me asombraron varias cosas, que si ahora lo pensamos no tenían nada del otro mundo, bueno al menos a los ojos del año 2008, recordemos que nos encontramos en 1996, era un niño con un alta capacidad de asombro.



En primer lugar, recuerdo, algo que me gusto de Windows era como se veía, me gustaba mucho jugar con aquello de los colores de las ventanas y de los temas de escritorio, recuerdo muy bien que en aquella época esa versión de Windows con la que comencé a familiarizarme en el mundo de las computadoras era especial por esa misma razón; es decir, es “PLUS” no era otra cosa que tener la capacidad de cambiarle de “colorcitos” a las ventanas y a los botones de los menús que en aquél habían, por lo demás, era exactamente lo mismo que cualquier Windows 95 en general.




Después de un buen rato de jugar y jugar con las combinaciones “chistosas” de colores en aquel Windows, comencé, por medio de amigos y conocidos, a adentrarme un poco más en el ambiente de las computadoras, recuerdo que prácticamente todos los días había un “nuevo descubrimiento” entorno aquellas cajas color caqui. Me agradaban mucho los juegos que podía encontrar en ella, recuerdo bien que muchos de los que vinieron incluidos en aquella máquina eran de calidad igual y en algunos casos superior a los vistos en consolas como el supernintendo (recuerden que era más o menos el año 97 y aunque el Nintendo 64 acababa de salir todavía muchos teníamos que conformarnos con un Super).

Hasta aquí se puede decir que todo fue relativamente bien y normal en un primer acercamiento con el mundo de las computadoras, hasta que vino mi primer dolor de cabeza, no fue exactamente con Windows, pero al finalizar este problema iba a estar directamente relacionado con él: Office.

Resulta que por mediados del 98 se vino un boom (en el mundo esto ya llevaba algunos años, pero como en México todo llega retrasado ya se imaginarán), prácticamente en la escuela era indispensable saber utilizar herramientas como Word, Power Point, Excel, ahora Publisher e Infopath, ya que prácticamente cualquier maestro zafado (ya saben, como esos de los que no abundan en México) te dejaba realizar algún trabajo en alguno de estos programillas, de tal forma que quien no supiera usarlos, estaba ya, evidentemente atrasado.



Desde poner una tilde hasta cortar y pegar y darle un estilo propio al documento fueron pasos tedioso pero a la vez fructíferos en lo que respecta a mi dominio de un procesador de textos se refiere. Todavía hasta hace un par de año seguía aprendiendo de las posibilidades de un programa como Microsoft Word. (Continuará)